La prestigiosa guía roja premia la cocina del chef cordobés afincado en Valencia
Madrid, noviembre de 2010.- En la esperada presentación de sus calificaciones anuales, la prestigiosa Guía Michelín de España y Portugal anunció ayer la distinción en su edición 2011 de la codiciada estrella a Paco Morales. Se trata del reconocimiento definitivo al trabajo del joven chef cordobés que ha intensificado en el levantino hotel Ferrero el naturalismo que emprendió en Senzone (Madrid) cumpliendo con creces los exigentes criterios de la guía de origen francés en la selección de los productos, la creatividad, el dominio del punto de cocción, la armonía de sabores, la regularidad y la relación calidad-precio de su cocina, así como en la excelencia de las instalaciones y servicios del restaurante.
Reflexivo, perfeccionista, imaginativo y metódico, Paco Morales lleva más de la mitad de sus 29 primaveras dedicado en cuerpo y alma a la cocina. Antes de poder votar ya hacía sus pinitos en el restaurante de su familia en Córdoba y con solo 20 años era jefe de partida en el restaurante Guggenhein, a las órdenes de Josean Martínez Alija; a los 22, lo fue de Mugaritz, donde ya colaboraba con Aduriz en el departamento de creatividad; a los 23 de El Bulli y a los 24, de nuevo en Mugaritz, ascendió a jefe de cocina, título que repitió en Senzone donde consiguió labrarse el apodo de “niño prodigio” de la alta cocina española. En Ferrero, hotel propiedad del tenista Juan Carlos Ferrero, Morales ha evolucionado y madurado un estilo que le ha permitido entrar sin complejos en el Olimpo de los grandes cocineros.
Aunque la vanguardia no tiene secretos para él, renuncia voluntariamente al uso de técnicas efectistas en favor de una cocina más esencial, más pura, en la que “el producto es lo fundamental y la técnica solo contribuye a mejorarlo y realzar sus sabores”. Así de sensato se muestra un chef que ha tenido la valentía y mérito de diseñar una oferta de lujo y lágrimas de emoción a base de frutas, verduras y hierbas aromáticas recién recolectadas del entorno y de productos artesanos hechos en la zona. En definitiva una cocina integrada en un entorno tan singular como es la Sierra de Mariola y en un hotel de lujo que por la calidad de sus servicios, ubicación, diseño y oferta gastronómica es uno de los mejores.